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viernes, 9 de septiembre de 2005

Guanajuato como patrimonio

Hace ya casi veinte años, la declaratoria de la UNESCO hacia la ciudad capital de nuestro estado como patrimonio de la humanidad puso de relieve el hecho de que un entorno urbano como el que para nuestra fortuna hemos heredado los guanajuateños --esos curiosos habitantes de la cañada--, es una responsabilidad de enorme trascendencia. Y no solamente como habitantes obligados a la civilidad por las necesidades de la convivencia, sino también como custodios de un patrimonio --en el más amplio sentido del término-- que heredarán tanto nuestros hijos como el conjunto del género humano. Quiere decir que responderemos ante las generaciones futuras del buen --o mal-- cuidado de esta riqueza histórico-artístico-arquitectónica, que como buena herencia, viene acompañada de una carga afectiva y sentimental. Vivir aquí no solamente es un orgullo, y de los buenos, sino también un deber hacia la preservación y pulimento de lo que lo que hoy incidentalmente está bajo nuestro cuidado.
La asociación civil Guanajuato Patrimonio de la Humanidad ha sido uno de los productos más destacables de esta circunstancia particular de nuestra ciudad. Hace 21 años un grupo de ciudadanos comenzaron a inquietarse por el evidente abandono y deterioro en que estaba cayendo este entorno urbano, al que entonces no se le daba más atención que la estrictamente necesaria para garantizar su viabilidad urbana. Docenas de edificios religiosos y civiles estaban en franco deterioro, si no es que ya en estado abiertamente ruinoso. Los gobiernos de todos los niveles poco hacían por rescatar incluso aquello que estaba bajo su responsabilidad directa, como era el caso del gobierno federal y las edificaciones religiosas, algunas de ellas auténticas joyas con mayor o menor nivel de menoscabo. No sólo el patrimonio arquitectónico estaba deteriorado, también estaba devastado el patrimonio mueble, sobre todo las pinturas, las esculturas y demás ajuares que acompañan los inmuebles. Ante esta situación alarmante, el empresario Eduardo Castro Busso, que entonces regenteaba el hermoso hotel Posada Santa Fe, convocó a un grupo de amigos inquietos, los señores Isauro Rionda Arreguín --cronista de la ciudad--, el ingeniero Antonio Rivera Buzo --restaurador de inmuebles--, el editor Gonzalo Andrade, la química y experta en iconografía religiosa María de Dolores (la Gusa) Alvarez Gasca, el notario Antonio Ramírez, el escritor Eugenio Trueba, y el arquitecto José Morán, para discutir opciones y comenzar a hacer algo, antes de que fuese demasiado tarde. Sin demora comenzaron a intervenir en edificios religiosos, como el magnífico y muy deteriorado templo de Valenciana. Al principio debieron trabajar armados únicamente de entusiasmo, buena voluntad, amor por su ciudad… y algunos recursos aportados por el propio Eduardo Castro y ocasionalmente por otros empresarios leoneses. El éxito y los buenos resultados los motivaron a formalizar su asociación hace 15 años, y así nació Guanajuato Patrimonio de la Humanidad, que pronto reclutó a un calificado equipo de expertos en restauración, asesores históricos, arquitectos y demás especialistas en arte colonial. Sus buenos oficios lograron el apoyo de algunos gobernadores, como Rafael Corrales Ayala, Carlos Medina Plascencia y Vicente Fox, y con ello pudieron intervenir docenas de edificios y centenares de obras de arte, que fueron rescatadas de la suciedad y el abandono. Todo un taller de restauración fue financiado por la asociación. Sus aportes a lo largo de este breve tiempo permitieron que adquiriera un enorme prestigio nacional e internacional, y pronto fue imitada en otras ciudades patrimoniales. El modelo de una agrupación civil que funcionaba con capital semilla privado, que atraía luego a los caudales públicos hacia la consecución de un objetivo cultural, permitió que hoy día nuestra ciudad pueda enorgullecerse de contar al fin con un dinámico programa de rescate del entorno urbano como el que muy meritoriamente presumieron hace días el alcalde Vázquez Nieto y el gobernador Romero Hicks. Pero hay que reconocerlo: no fueron ellos los que lo concibieron.
La coordinación de la asociación acaba de pasar a las manos del ingeniero Jorge Videgaray Verdad, destacado constructor leonés que tiene un gusto reconocido por la cultura y la preservación del arte del pasado. Es un empresario dinámico que sucede a otro empresario inquieto, reproduciendo el modelo que tanto éxito le ha producido a la asociación. La misma se enriquece con nuevos miembros, que pretenden ampliar su radio de acción hacia el resto de la entidad, lo que representa un reto gigantesco. Ojalá que el gobierno del estado, aún en este periodo preelectoral, sepa apoyar con más decisión la labor de este conjunto organizado de la sociedad civil que mucho ha aportado a la cultura local y a la preservación de nuestra identidad. Y vaya una felicitación al licenciado Eduardo Castro Busso, presidente saliente, por su iniciativa y su guanajuatismo probado. ¡Mucha suerte en sus empresas futuras!

2 comentarios:

Carlos Leopoldo Magaña Zavala dijo...

Guanajuato es hermoso, pero sus habitentes deben saber valorarlo, para eso necesitamos que conozcan el valor de lo que tienen, les recomiendo ver Mi Guanajuato un sitio donde podrán apreciar mejor su ciudad y el Estado de Guanajuato

Anónimo dijo...

Eduardo Castro Busso ha hecho algo maravilloso por guanajuato aunque a muchos les duela, el y todos sus hermanos son gente honorable de las mejores familias del estado es un gusto que haya gente asi felicidades!!!