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viernes, 9 de diciembre de 2005

Consejeros para el IFE

Es un tema obligado para mí, como consejero local del IFE, abordar en esta ocasión el reciente nombramiento de los consejeros distritales que supervisarán el desarrollo de los operativos que desplegará este instituto con miras a la jornada comicial federal del 2 de julio próximo. En la sesión del martes pasado, el consejo local aprobó el acuerdo mediante el cual se designa a los 84 consejeros propietarios y a igual número de suplentes que compondrán los 14 consejos distritales federales con los que cuenta nuestra entidad. Recordarán los lectores que Guanajuato vio reducido su número de distritos de 15 a 14 en la reciente redistritación nacional, ya que en términos relativos nuestra entidad ha perdido electores en regiones como la del norte, debido particularmente a la fuerte migración que se experimenta en esa área.
Estas designaciones fueron resultado de un intenso trabajo de estudio y selección de las propuestas que se recibieron por parte de organizaciones sociales y de individuos particulares. El consejo local había emitido un acuerdo el 27 de octubre convocando a la presentación de candidatos a cubrir esas posiciones, y pronto se recibieron 449 propuestas de todo tipo de personas. Gracias al apoyo de los vocales ejecutivos de las 14 juntas distritales del IFE se tuvo esta espléndida respuesta de la sociedad. Sin embargo esto también se tradujo en un importante esfuerzo de elección con base en los perfiles de cada candidato. Nos llegó de todo: profesores de educación básica, media y superior, empleados públicos y privados, empresarios, desempleados en busca de chamba, estudiantes, amas de casa, profesionistas independientes, extrabajadores del IFE y del IEEG, periodistas, escritores, artistas, etcétera. Algunos con trayectorias impresionantes, otros todavía con poca experiencia. Varios dirigieron elocuentes cartas de interés, otros apenas si evidenciaban idea de las responsabilidades que buscaban.
En primer lugar buscamos no solamente personas de probada experiencia, y por lo mismo algunos de los consejeros de los dos procesos anteriores repitieron. Pero fueron los menos. Se trató de enriquecer los consejos con gente que tuviera algún tipo de ascendiente en sus comunidades, que tuvieran prestigio, que pudieran reputarse honestos, que cubrieran la mayor parte de la gama de edades, y que mantuviéramos la equidad de género. Ya en los consejos del 2000 y del 2003 se había logrado que un 42% de sus miembros fuesen mujeres. En esta ocasión pudimos incrementar esa proporción a 45% del total. Sin embargo en cuanto a los consejeros propietarios la paridad es perfecta: mitad y mitad de damas y varones.
Algunos consejeros tienen pasados partidistas. No nos preocupó mucho conocer de afinidades ideológicas, pero sí intentamos equilibrar la composición de los consejos cuando se supo de alguna cercanía pretérita a algún partido. Se asumió que no existe la virginidad política, y que los consejeros pueden tener afinidades, pero que las mismas no deben afectar la imparcialidad y la legalidad del proceso y de la institución. Si en un consejo se nominó a alguien con algún color, se buscó incluir a otro individuo con tinte contrario. Por supuesto nadie podía estar activo políticamente al menos en los tres años anteriores a su nombramiento. Esa es una bondad que tiene el Cofipe, que contrasta con la absurda exigencia de virginidad política absoluta que prescribe el código electoral estatal. Si queremos consejeros electorales profesionales, éstos pueden haber tenido algún tipo de experiencia política previa. Por supuesto, esta es mi opinión personalísima y respirando por la herida.
Los consejos distritales se instalarán el próximo 14 de diciembre. De inmediato les caerá chamba en abundancia, comenzando con el acompañamiento a la contratación de los capacitadores-asistentes electorales, otra dura labor en la que descansa la efectividad de la capacitación a los ciudadanos que se integrarán como funcionarios de mesas de casilla. Nuestro actual sistema de reclutamiento de esos ciudadanos, basado en la inveterada desconfianza en nosotros mismos, exige su selección aleatoria a partir del sorteo del mes y del apellido. Este método garantiza objetividad en su selección, pero impide la acumulación de experiencia y capacidad. Por eso es tan importante que la capacitación sea la actividad más cuidada de todo el proceso, ya que la gran mayoría de los funcionarios de casilla carecerá de experiencia. Eso es parte de lo que un día debemos cambiar, cuando aprendamos a creer en nuestra honestidad. Pero en fin, por lo pronto expreso mi bienvenida a estos colegas que nos acompañarán en los distritos a lo largo de esta aventura cívica.

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