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martes, 28 de diciembre de 2010

Memorias del Lago de Sangre

Memorias del Lago de Sangre

Publicado en de Guanajuato.

Lo confieso: sobre la monografía histórica del municipio de Yuriria, que acaba de publicar la Comisión Estatal del Bicentenario, no puedo ser imparcial. Tengo demasiados factores de interés personal como para atreverme a mentir al lector diciéndole que esta colaboración será objetiva. No podría. Primero, porque soy nativo de ese hermoso municipio del sur del estado de Guanajuato. Mi familia materna es originaria de la cabecera municipal, soy nieto del doctor Miguel Ramírez Tinoco (U), y el jardín principal fue mi patio de juegos. Segundo, porque el autor, el profesor Rodolfo Quesada Camargo, es un personaje de enorme prestigio local, fundador de las escuelas de educación media más importantes del terruño, y dedicado hoy de cuerpo y alma a la rememoranza histórica y la crónica local. El profesor Quesada me honró al solicitarme que redactara un prólogo para su monografía, y el proemio está incluido en las primeras páginas de este enorme volumen de 300.

Tuve el gusto de participar en la presentación de la monografía durante la inauguración de la Feria Yuriria 2011, que inició este domingo pasado. Comenté, emocionado, el gusto de acompañar al profesor Quesada en el alumbramiento de su octavo libro. Un texto con aspiraciones enciclopédicas que no quiso dejar fuera detalle alguno de los sucesos de los más de 500 años de historia de Yuririapúndaro, asentamiento Otomí de orígenes prehispánicos que fungió como guardalínea del imperio Puréhpecha, defensa frente a los ataques de los indios salvajes del norte chichimeca.
El profesor tal vez exageró un poco en su afán compilador, pero hay que reconocer su voluntad de aportarle a nuestro pueblo un almanaque histórico que podrá servir de obra de consulta en las escuelas, las oficinas y los hogares de los yurirenses. Y no sólo los que todavía habitan en el municipio -que se despuebla por las olas de migración- sino sobre todo a los yurirenses en los Estados Unidos, en particular en Illinois, Pennsylvania y California. Existe un condado, Kankakee Illinois, que suscribió un acuerdo de hermandad con Yuriria el 14 de septiembre de 2002, dada la abundancia de originarios en su territorio. A esos paisanos les interesará sobremanera tener acceso a este documento.

Desgraciadamente la comisión redujo los tirajes de las últimas monografías de mil a sólo 600 ejemplares, que difícilmente llegarán a las manos de los oriundos. Por eso hay que seguir insistiendo en que se suban rápido las versiones electrónicas a la página de la comisión, y que además sean sencillas de encontrar, pues hoy es una hazaña localizar las 12 monografías que ya se encuentran en la biblioteca digital del bicentenario.
En la presentación, el profesor Quesada y yo convocamos a la presidente municipal, la señora Ángeles López, “La Güera”, a que el municipio se haga cargo de una segunda edición con más tiraje, y con versión electrónica que pueda distribuirse sin costo a los paisanos. Ella se mostró muy interesada, y felicitó al autor por su aportación a la preservación de la identidad yurirense.

El autor destaca en su texto el arribo a Yuriria de la Universidad de Guanajuato, que ha construido un nuevo campus en la zona de Santiaguillo-Yacatitas, en la salida a Salvatierra. No podría yo estar más de acuerdo, pues fue una manera de reconocer la tradición iniciada aquí por el Colegio de San Pablo, primera institución de educación superior en Guanajuato. El miércoles 25 de noviembre de 2009 se inauguró el espléndido edificio que alberga la Unidad Yuriria de la UG. Tuve el gusto de colaborar tres años en el proyecto.
El libro “Yuriria, 1540-2010” es un esfuerzo digno y bien plantado, que no sólo conjunta los elementos dispersos de la memoria local, sino que también nos brinda la visión personal de un educador comprometido con su comunidad; un docente que se aventura a los fangosos caminos de la investigación, y pone en evidencia que el magisterio no sólo es enseñanza, sino también la pregunta y el aprendizaje permanentes. Un profesor como los que ya no hay muchos, que dedica su jubilación a escribir y publicar textos, en los que comparte sus aprendizajes acumulados con un público de lectores que son sus nuevos alumnos, ahora virtuales. ¡Felicidades profesor!





viernes, 24 de diciembre de 2010

Desánimo nacional

Desánimo nacional

Publicado en Milenio de León.

Afirma el historiador Lorenzo Meyer en su colaboración de ayer para el periódico Reforma y el local Correo, que: “El desmoronamiento del sindicalismo, la creciente actividad de los cabilderos -y del dinero- del sector empresarial sobre los dos grandes partidos, la influencia de grupos de interés no económico pero extremadamente conservadores como la derecha religiosa y otros factores similares han dado por resultado que los procesos electorales de los últimos tres decenios en [Estados Unidos] no funcionen como instrumentos de defensa de los intereses materiales de las clases bajas y medias.” Perfectamente podemos sustituir el contenido de los corchetes por “México”. En ambos países el avance de los movimientos políticos de derecha ha provocado un empobrecimiento de las clases medias y un sobre enriquecimiento de las minorías más pudientes. En México, como en Estados Unidos, hemos acumulado tres décadas, toda una generación, durante la cual las perspectivas de progreso para los más pobres sencillamente han desaparecido. 30 años de estancamiento social, que ha producido -al menos en México- un desánimo generalizado, un cinismo que nos ha conducido a la actual situación de violencia social y crimen organizado.
También ayer pude ver en el canal del movimiento “Mexicanos primero” en YouTube, el avance de un largometraje documental que saldrá el año que viene, que se llamará “¡De Panzazo!”, bajo la conducción de Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola. Búsquenlo, no tiene desperdicio, al igual que el resto de materiales que ha subido ese movimiento cívico.


En el video se aborda, dolorosamente, la tragedia educativa que padece nuestro país desde los años setenta. Una educación de cuarta categoría, en un mundo que avanza con una velocidad asombrosa hacia la consolidación de las sociedades del conocimiento y la información. Las encuestas internacionales nos confirman el desastre: nuestros niños y adolescentes leen, pero no comprenden; hacen cuentas, pero carecen de razonamiento matemático; hablan un lenguaje empobrecido que se limita a 200 ó 300 términos, aderezados con las inefables vulgaridades; y aunque no saben inglés, contaminan su pobre español con pochismos. Somos un pueblo inculto, incivilizado, y por lo mismo estamos condenados a no salir del círculo vicioso de la pobreza y la delincuencia.
Al iniciar las vacaciones uno cuenta con más tiempo para leer buenos artículos, como el de Meyer, o ver buenos documentales, como el de “Mexicanos primero”, o asistir a ver buen cine, como la película “Infierno”. Pero todos esos materiales nos regresan con brutalidad a la realidad social de desastre que nos rodea; una realidad que la chamba cotidiana se ocupa de mantenernos un tanto inconscientes. Al menos a mí me sucede que las urgencias en la oficina me enajenan de la vorágine de inseguridad, pobreza y desánimo que ahoga a nuestro país. Formo parte del conjunto de suertudos que cuenta con empleo digno y permanente, con seguridad social y cierta protección ante el futuro. Pero también soy consciente de que me ubico en una clase media en retracción constante, con claras amenazas de caer en la pobreza.

México no está abriendo senderos de esperanza para sus jóvenes. A la generación del “bono demográfico”, que hoy llega a sus años veinte y treinta, no le ofrece empleo seguro ni -mucho menos- digno. Lo más que el país ofrece a sus chavales son más años de estancia en la educación media o superior, pero son años sin calidad educativa, que responden más al credencialismo que al desarrollo efectivo de competencias, conocimientos y actitudes de alto rango. Nuestros jóvenes no son competitivos en el mercado internacional; no están a la par de los miles de ingenieros que exporta la India, ni de los técnicos y científicos que desarrolla China, Chile, Corea o Brasil; no tienen las capacidades de abstracción de los jóvenes canadienses, japoneses, norteamericanos o norteuropeos. Nos estamos quedando muy atrás de nuestra competencia regional y global. Nos hemos condenado a ser consumidores de la ciencia y la tecnología ajenas, y a seguir exportando mano de obra barata y poco calificada a nuestros socios de Norteamérica. El círculo vicioso de la ignorancia, la pobreza, el desánimo y la violencia nos tiene amarrados a la mediocridad como país. Y nuestra clase política no muestra atisbos de conciencia, de capacidad y de arrojo para romper los aros de la cadena que nos tiene amarrados. Un buen comienzo sería romper con los monopolios que nos ahogan, entre ellos el sindicalismo educativo oficialista. Propiciar la renovación de los liderazgos sindicales en la SEP y en los estados, permitiendo la competencia y acabando con los sindicatos nacionales. La educación no puede continuar siendo el rehén de grupos de interés político. El costo ya ha sido enorme.

martes, 21 de diciembre de 2010

El caminar de Casas Viejas

El caminar de Casas Viejas

Publicado en de Guanajuato.

Retomo mis reseñas sobre las monografías municipales que ha publicado a lo largo de este año la Comisión de Conmemoración del Bicentenario en el estado de Guanajuato. Ahora con una de las mejores que han llegado a mis manos: la que el joven maestro Miguel Ferro Herrera ha elaborado sobre el dinámico municipio del noreste, San José Iturbide.

La colección monográfica ha evidenciado disparidades en la calidad y las concepciones sobre lo que debe contener un documento de este tipo. Era esperable, dada la diversidad de formaciones, experiencia y competencias de los cronistas con que cuentan los municipios de Guanajuato, algunos más avezados que otros con los caprichos de la ciencia de la memoria histórica parroquial.
En este caso destaca el oficio historiográfico que evidencia el abogado, exdirector del Archivo Histórico del Estado de Querétaro, exalcalde de San José Iturbide (2000-2003), titular de la Unidad de Acceso a la Información Pública municipal y cronista municipal, Miguel Ferro. La monografía de este municipio es compacta pero sustanciosa. Tiene una redacción muy cuidada, y los materiales gráficos reproducidos destacan por la calidad de los mismos. Se agradece mucho que los facsímiles se puedan leer, que los mapas sean visibles y que los retratos de personajes sean claros. Fastidia mucho cuando los materiales de apoyo son viles manchones de fotos que distraen y no aportan nada.
Miguel Ferro hace un recorrido muy documentado por la trayectoria del asentamiento de las Casas Viejas, desde sus antecedentes prehispánicos hasta finales del siglo XIX. Se detiene en las goteras de la Revolución, posiblemente porque no comparte las consecuencias del movimiento. Su fascinación por la acción de la iglesia y los religiosos es evidente.
La monografía es sólida y buen armada. El trabajo documental y archivístico es muy consistente, de historiador profesional. La admiración a los prohombres del lugar es evidente a lo largo del texto, que proporciona mucha información sobre su fundación, la construcción de sus monumentos religiosos, el papel de los evangelizadores y los colonos españoles y sus aliados indios. Pero el clímax se presenta cuando Agustín de Iturbide entra en escena y emite su no muy conocida “proclama de Casas Viejas”, intimando a la rendición al comandante de León, poco tiempo antes del ingreso del ejército trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Eso explica que el autor haya propuesto al ayuntamiento, no hace mucho tiempo, el cambio de nombre del municipio a “San José de Iturbide”.
San José de Casas Viejas cumpliría un papel destacado en la represión de la rebelión de la Sierra Gorda (1847-1850), con su espíritu milenarista y sus líderes carismáticos: Tomás Mejía, los hermanos Chaire y Eleuterio Quiroz, y que exhibió la lucha del campesino-indígena por preservar o retornar a un estilo de vida pretérito, opuesto a las tendencias liberales del libre mercado y la desamortización de los bienes comunitarios. Casas Viejas sería el centro de acción de las tropas gubernamentales.
Concluye la monografía con una descripción de la obra pública y religiosa durante el porfirismo. Se retrata una sociedad conservadora, muy rural, con fuerte predominio de los hacendados ganaderos y de las grandes familias locales: los Ferro, los Ducoing… y la fuerte afición local a la tauromaquia. Retrato vivo de una sociedad chispeante.

martes, 14 de diciembre de 2010

Autoridad acorralada

Autoridad acorralada

Publicado en de Guanajuato.

La sesión del ayuntamiento de Guanajuato capital celebrada el viernes 10 pasado fue muy especial por un par de motivos. Primero porque fue la primera ocasión –que yo tenga memoria y he trabajado la historia de los últimos cien años de nuestra ciudad- en que la autoridad debió revocar un acuerdo suyo en respuesta a una impresionante presión ciudadana, que se materializó en el 84% de voto negativo en el plebiscito del domingo 5.
Segundo porque se cometieron varios errores inútiles, como el de haber obviado la lectura del nuevo acuerdo, siendo que el numeroso público presente deseaba conocer el contenido del mismo -bueno, al menos los que acudimos sin ser acarreados por los líderes de Colonias Unidas, que coparon los lugares disponibles con humildes señoras y niños que se aburrieron como nunca en su vida-. Era asunto de sensibilidad política: convenía que se leyera el acuerdo, de tan sólo dos cuartillas y media, a fin de atajar cualquier “sospechosismo” por parte de los opositores al anterior acuerdo. Otro error inexplicable fue haber abordado en la misma sesión otros puntos que evidentemente buscaron premiar a la agrupación clientelar Colonias Unidas: la regularización de predios en los asentamientos donde ejercen su capacidad de chantaje los líderes oportunistas de siempre. No hay que hacer cosas buenas que parezcan malas, dice el sabio dicho popular. Es posible que esa regularización no tenga nada qué ver con el asunto de la Bufa, pero ¿para qué juntarlos? Hasta políticos novatos como el bravucón síndico priísta podrían entenderlo –o eso creo.

En fin, el asunto 4 del orden del día consistió en la aprobación del punto de acuerdo que revocó otro punto de acuerdo, el del 13 de julio, que provocó la inmensa molestia ciudadana. El punto revocado otorgaba la factibilidad de cambio de uso de suelo del predio “Granja la Bufa”, ubicado a tan sólo 622 metros de la base del cerro más emblemático de la ciudad. Sin embargo, el nuevo fallo fue atacado por el profesor Francisco Licea Montiel, regidor del PAN (como antes lo había sido del PRI), quien invocó el carácter ilegal de otro acuerdo, del 9 de septiembre, que estableció el compromiso del ayuntamiento de respetar y cumplimentar el resultado del plebiscito aunque no se alcanzase el 50% de participación ciudadana definido por la ley respectiva. Reconoció haber votado a favor del mismo, y que no quería volver a cometer errores… ¡y volvió a cometer otro al ser el único edil en votar en contra! Con esto se evidenció como uno de los regidores más contradictorios en su actuación, pues en el origen de este asunto él había sido uno de los pocos ediles que pensaron seriamente en echar atrás el acuerdo del 13 de julio.

El junior...
Vale la pena detenerse en el largo alegato que espetó el síndico Gabino Carbajo junior: en una pieza de pobre oratoria, improvisada y por lo mismo plagada de antipolítica, se dedicó a descalificar a los movimientos sociales que se opusieron al desatino del ayuntamiento. Abusando de la posición privilegiada de ser miembro de un cuerpo edilicio soberano, que no admite diálogo más que por invitación, se dedicó a descalificar ciudadanos. En especial se refirió a mi persona, acusándome de haber mentido en mis aseveraciones sobre este tema. Afirmó que me lo había reclamado cara a cara. Y sí lo hizo, pero de muy mala manera: fustigándome con insultos en el estacionamiento cercano al edificio municipal. Ahí me reclamó, furibundo, de haberlo acusado de “ladrón”; lo confronté y le pedí que en concreto me indicara dónde lo acusaba yo de tal cosa. Cambió su versión y me espetó que había insultado a todo el ayuntamiento al acusarlos de corruptos; de nuevo le pedí –y le pido- que me muestre dónde expreso yo tal acusación. De nuevo cambió el tema y me reclamó por una fotografía de la Bufa y por haber “engañado a la gente” al afirmar que el desarrollo se daría sobre los cerros. Nueva patraña, que le convoco públicamente a probar con alguna evidencia basada en mis escritos o en mis participaciones televisivas. En mi blog personal puede encontrar todas mis publicaciones periódicas recientes.
Lamento que la autoridad responda con rencor y agresividad hacia los ciudadanos que nos hemos manifestado contrarios a sus decisiones. Ejercemos un derecho constitucional, y ellos están obligados a conducirse con respeto y ecuanimidad. Pero es evidente que esas preseas no adornan sus pechos.


viernes, 10 de diciembre de 2010

Desarrollo urbano, pero sustentable

Desarrollo urbano, pero sustentable

Publicado en Milenio de León.

El movimiento ciudadano que paró en seco la intención del ayuntamiento de la ciudad de Guanajuato y de un adinerado constructor local, de urbanizar las faldas de los cerros de La Bufa, los Picachos y el Hormiguero, ha convocado la atención nacional e internacional. Los protagonistas más visibles hemos recibido, además de muchas felicitaciones, varias propuestas para vincularnos con otros movimientos, que buscan preservar distintas áreas de la geografía natural del país fuera de la avaricia del desarrollismo inmediatista. Y es que los negocios inmobiliarios están depredando espacios de gran vulnerabilidad natural y social, y esa situación está despertando conciencias de ciudadanos inquietos, que no quieren aceptar la “inevitabilidad” del crecimiento urbano sobre los precarios nichos ecológicos que aún sobreviven a nuestra devastación.


Por otra parte, es cierto que la necesidad tiene cara de hereje, y que en panza vacía no entran razones ecologistas o preservacionistas. Nuestra gente más vulnerable vive desesperada ante la ausencia de oportunidades de hacerse de un trabajo y de una vida decente. Reconozcamos que la pobreza es la peor enemiga de la ecología y de la paz social. No podemos pedir respeto al entorno natural cuando la población no puede sostenerse con los recursos que le puede otorgar la civilización urbana o rural. Es por eso tan difícil combatir la deforestación de nuestros bosques, la sobreexplotación de los mantos freáticos, la quema de llantas en las ladrilleras, la cacería furtiva de especies en peligro de extinción, el comercio de animales escasos, la saturación con basura de ríos y canales, el contrabando de marfil y de pieles exóticas, el consumo popular de huevos de tortuga, la venta de loros de Colima en nuestros cruceros, etcétera.
Para la preservación de la naturaleza y del clima global la mejor receta es garantizar el desarrollo social con carácter sustentable. Crear empleos con baja huella ecológica, con alto valor agregado y por lo mismo bien remunerados y permanentes. Cuando la panza está llena, puede uno preocuparse más de asuntos trascendentes como el calentamiento global y la separación de desechos sólidos. No hay sustentabilidad en situaciones de pobreza.

Esto explica por qué pudo florecer un movimiento preservacionista en la ciudad de Guanajuato: es una ciudad con una clase media ilustrada mejor establecida que en otras urbes de la entidad y del centro del país. Mientras que el resto del estado de Guanajuato tiene un promedio educativo de seis años, y México registra siete, este municipio capital exhibió ocho en el último conteo poblacional. Además de una panza llena, se requiere también de una cabeza llena de educación. Ese es el germen del pensamiento ciudadano crítico y ecologista.
En esta edición de Milenio, en su página 10, se publica una carta de agradecimiento de “Guanajuato somos todos” a los ciudadanos que votaron en el plebiscito del domingo. No sólo agradecemos el apoyo de ese 84% que votó por el NO al cambio de uso de suelo, sino también a los que votaron por el SÍ. Esto porque ambos conjuntos sumaron 15 mil ciudadanos conscientes que de manera voluntaria acudieron a las urnas a participar en la democracia directa, y contribuir así a la construcción de una sociedad mejor. Casi un 13% de participación sobre la lista nominal hizo que el plebiscito guanajuatense rompiera el récord nacional; cuando se realizó el plebiscito en el DF sobre el segundo piso del periférico la participación fue del 6.6%.

De igual forma agradeceremos a la autoridad municipal si sostiene su palabra de echar atrás el acuerdo del 13 de julio sobre la factibilidad del cambio de uso de suelo en “Granja La Bufa”. Mucho más agradeceremos si el ayuntamiento nos apoya para conseguir que toda la zona que rodea el nuevo acceso Diego Rivera, incluyendo cañadas, lomeríos y los cerros icónicos de la Bufa, los Picachos y el Hormiguero completos, sean declarados área natural protegida. Este será el segundo paso en nuestro andar. Los siguientes serán dirigidos hacia la constitución de un cinturón de preservación ecológica alrededor de nuestra ciudad, que amortigüe los efectos perniciosos del desarrollo urbano desordenado. Tenemos en la mira el cuidado de los cerros de Sirena, Calderones, el Meco, Aldana y muchos más, que están siendo invadidos o fraccionados de manera irregular. Todos son propiedad privada. Hay que lograr que se conviertan en áreas naturales protegidas o bien propiedad social mediante compra o expropiación. El crecimiento debemos orientarlo hacia las zonas propicias, ubicadas más bien hacia el sur plano y cercano al agua. Pero eso deben decidirlo los especialistas, consultando a la sociedad y a los usuarios o afectados. Al tiempo.



martes, 7 de diciembre de 2010

Triunfo ciudadano

Triunfo ciudadano

Publicado en de Guanajuato.

Al final ganamos los ciudadanos. Y ganamos por mucho. El ayuntamiento de la ciudad de Guanajuato recibió un tremendo tiro en el pie con el plebiscito al que ese mismo órgano convocó para legitimar una de las peores decisiones urbanísticas de las últimas décadas en nuestro terruño. La obcecación y el autoritarismo nos costaron caro a los guanajuateños: un millón cien mil pesos tirados a la calle y meses de confrontaciones inútiles, que nos llevaron a lastimarnos mutuamente y a desgastar la paciencia ciudadana.

¿Por qué no corrigió el alcalde a tiempo? ¿Por qué se unieron con tanta estulticia el gobierno de coalición PRI-PRD con la oposición panista? ¿Por qué tardaron tanto los partidos en darse cuenta del enorme error de cálculo del presidente municipal -tan extraño, tan fuereño- y de los síndicos y regidores que lo apoyaron hasta el final? ¿Qué pegamento los unió con tanta fortaleza, que los volvió sordos y ciegos? ¿Qué les ofreció el constructor a cambio del sospechoso entusiasmo que les despertó un proyecto tan vulnerador de uno de los espacios naturales más sensibles de la ciudad?
En el accidentado camino que hemos recorrido desde ese fatídico 13 de julio, cuando el ayuntamiento nos quiso madrugar para beneficiar los intereses de ese particular, sólo un par de regidores del PRI se bajaron del carro “desarrollista”. Y hasta muy recientemente el regidor del PRD trazó su raya, obligado por su comité estatal. De los doce regidores, siete se mantuvieron inamovibles alrededor de sus dos síndicos –un priísta y un perredista- y su temperamental alcalde.

La reacción ciudadana original, tan decidida y crítica, debió ser razón suficiente para que nuestros gobernantes municipales recularan de inmediato en su intención. Muchos creímos que con las dos primeras marchas, con su nutrida participación de ciudadanos libres y su espontaneidad, serían interpretadas con sabiduría y tacto político. Pero para nuestra sorpresa no fue así: descubrimos que votamos por un personaje colérico, intolerante, descalificador y autoritario. Ha tenido sometidos a sus colaboradores al régimen del terror con sus frecuentes amenazas de “reingeniería” de la administración, léase despidos. Cuando cosechaba cada vez más enemistades externas, creó un frente interno en su propia administración municipal, que provocó insatisfacción entre su gente.
Los regidores sí dudaron ocasionalmente, pero volvían al redil tras algún jalón de orejas del edil. También contribuyeron a la desunión de la administración con sus demandas: como Salomé clamaron por las cabezas de los bautistas a cargo de las direcciones municipales. La guerra intestina ayudó mucho a que el ayuntamiento se resquebrajara ante las críticas externas.

Los medios de comunicación serios simpatizaron desde el principio con la causa ciudadana. Nos ayudaron mucho a hacer conciencia entre nuestra gente, al darle voz al movimiento y divulgar el tema entre un público más amplio, incluso a nivel nacional. En cambio los medios chayoteros y pasteleros hicieron el ridículo más espantoso. Su público y sus anunciantes se los cobrarán caro.
Los guanajuateños acabamos de hacer historia. Le dimos una cuereada a nuestras miopes autoridades y ha quedado claro que el abuso del poder se ha topado con un enorme y poderoso dique: el NO ciudadano.


Mapacheo en el plebiscito

viernes, 3 de diciembre de 2010

¿Y después del triunfo?

¿Y después del triunfo?

Publicado en Milenio de León.

El plebiscito del domingo en Guanajuato capital tiene una trascendencia que los actores involucrados no calibran en su cabal dimensión. Por una parte, el ayuntamiento no ha sabido cobrar conciencia de su inevitable fracaso al buscar imponer una decisión tomada en función de los intereses inmediatistas de sus miembros y del constructor. El cuerpo edilicio se ha ido quedando solo, aislado, criticado y sumergido en una patética paranoia. Los cuatro comités directivos estatales de los partidos que tienen representación en el ayuntamiento han trazado su raya con mayor o menor énfasis. Todos coinciden en que la mejor salida es la actualización consensuada del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), definir con claridad las áreas de preservación ecológica, y respetarlas escrupulosamente.
Por su parte, los integrantes de los grupos opuestos al proyecto de urbanización de las faldas de La Bufa no han asimilado que cuando ganen el plebiscito –porque lo van a ganar-, habrán asumido un compromiso enorme. Deberán demostrar que no sólo saben oponerse a la sinrazón del desarrollismo de corto plazo, sino que también pueden desplegar una clara vocación propositiva. Si evidenciaron un enorme talento para sustentar las razones para el NO, al ganar tendrán que mudar de actitud hacia el positivismo de los síes: qué sí se puede y se debe hacer. Deberán decir sí al desarrollo con sustentabilidad, sí a la visión de largo plazo, sí a la colaboración con una autoridad regenerada de su tozudez obtusa, y sí al trabajo con el resto de la ciudadanía para definir un rumbo deseable a nuestro municipio. En fin, estos grupos, y en particular los cuatro mil miembros de “Guanajuato somos todos”, deberemos avanzar hacia la construcción de una nueva relación de la ciudadanía con sus representantes y gobernantes.

No podemos perpetuar el conflicto. Habrá que desplegar la magnanimidad del victorioso que sabe que un triunfo siempre será efímero, y que ganar una batalla no significa ganar la guerra. Y nuestra guerra debe ser contra el autoritarismo, contra la depredación del ambiente y contra la subcultura del abuso y la corrupción.
El domingo votarán los guanajuateños por el Sí o por el No. Votarán muchos con el entusiasmo del convencido, otros con la inercia del acarreado que vendió su voto, y una cantidad indefinida sencillamente mantendrá su incurable indiferencia al no acudir a las urnas. Pero los que voten habrán cumplido con un deber cívico que les honrará ante sus hijos. Yo auguro el triunfo del No porque los que hemos andado en las calles convenciendo gente nos hemos dado cuenta de que ocho o nueve de cada diez guanajuateños no están de acuerdo con que se sigan poblando nuestros cerros. Todos deseamos que nuestra ciudad continúe siendo la orgullosa urbe que se ve coronada por varias cadenas montañosas de enorme belleza, aunque muy devastadas por la mano del hombre. Todos amamos estos cerros y cañadas, y no queremos que se les meta mano. No queremos ningún parque cultural, ningún auditorio, ningún centro comercial, ninguna calle con los nombres de los regidores actuales, ni mucho menos deseamos esas 900 casas para auténticos catrines poseedores de dos o tres carros por familia.
Cuando ganemos el plebiscito continuaremos nuestra lucha. Ahora para que el área que circunda el acceso Diego Rivera, así como la superficie donde se desarrolla la fiesta de la Cueva de San Ignacio de Loyola y las montañas de La Bufa y Los Picachos sea comprado, expropiado o lo que sea necesario para constituir un área natural protegida, bajo la égida del gobierno estatal o del federal. Consideramos que esos territorios poseen un valor tradicional, cultural y ecológico para todos los habitantes de Guanajuato, además de que permiten preservar los recursos hídricos para la generación actual y para las futuras.
Y como le hemos perdido la confianza al actual ayuntamiento, demandaremos que en el proceso de elaboración del nuevo POT participen como testigos sociales e institucionales Transparencia Mexicana, Propuesta Cívica, la UNESCO y el ICOMOS.
No estamos en contra del desarrollo ni del empleo. En Guanajuato tenemos un problema urbano muy serio, que los gobiernos municipales han dejado crecer. Tenemos varias colonias con problemas de propiedad y servicios -que terminaremos pagando todos- como La Carbonera, El Edén, Las Bateas, etcétera. Los asentamientos ubicados en el sur del municipio están creciendo muy rápidamente y en forma desordenada, sin vialidades ni servicios suficientes. Los cerros y montañas que rodean a la ciudad se están erosionando muy rápidamente, con las consecuencias dañinas que conocemos: deterioro ecológico, mala imagen del entorno de la ciudad, peligro de desastres e inundaciones, como los que ya han ocurrido en otras épocas, y que pareciera que se quieren olvidar.
Guanajuato vive y la lucha sigue. ¡Guanajuato somos todos!