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martes, 8 de marzo de 2011

Nuestra Señora de los Dolores

Nuestra Señora de los Dolores

Publicado en de Guanajuato.

Toca ahora reseñar la monografía histórica del municipio guanajuatense de Dolores Hidalgo, de la autoría del cronista local José García Juárez, publicada por la Comisión Estatal de Conmemoración del Bicentenario. Se trata del municipio emblema de estas celebraciones, que aunque se les ha querido constreñir al año pasado, deberían abarcar toda la década, hasta rematar con la evocación del bicentenario de la culminación de la independencia nacional en 2021.

La Asociación de Cronistas del Estado de Guanajuato se dio a la tarea de impulsar la publicación de esta colección de monografías históricas de alcance municipal. Lograron publicar 43 monografías –algunos municipios fueron integrados en una sola publicación- que abarcan la totalidad de los 46 municipios guanajuatenses. Más que otras tareas que emprendió la desaparecida comisión estatal de festejos, esta serie será el aporte de mayor permanencia en el tiempo, así como de mayor trascendencia para la construcción de conciencia histórica local.
Don José García ofrece una apretada visión retrospectiva de 111 páginas, de una ciudad marcada para siempre por la obra de un hombre: el cura Miguel Hidalgo y Costilla. Alrededor del personaje se tejen historias locales que el historiador recopila, y deja hablar a Pedro José Sotelo, el último de los primeros soldados insurgentes que acompañaron al Padre de la Patria en sus primeras peripecias, hasta la derrota de Aculco. Pedro Sotelo, quien le debió al cura ilustrado su oficio como alfarero, aportó un rico testimonio que incluso certificó ante la autoridad local, para luego obsequiarlo al presidente Lerdo de Tejada en 1874, cuando sumaba ya 84 de edad.

Su memoriosa narración le devolvió nombre y rostro a los numerosos artesanos y vecinos del pueblo de Dolores que acompañaron a Hidalgo en su aventura. El héroe ya no estuvo solo en el páramo árido de la historia: Sotelo le devolvió la compañía de sus amigos, sus parientes, sus músicos, sus indios y su feligresía dolorense, y recupera para el lector trazos cálidos de la personalidad de un hombre hiperactivo, alegre, solidario y en ocasiones circunspecto. La humanidad de Hidalgo es recreada en la memoria de un humilde trabajador, que se convirtió en el conserje de su casa de Dolores, que el cura debió abandonar para irse a “coger gachupines”.
Fragmento del mural Retablo de la Independencia, de Juan O’Gorman

Don José García agrega varios cuadros a esta exposición de paisajes y retratos de la Cuna de la Independencia Nacional: eventos notables como la batalla del Gallinero de 1832 -victoria del presidente Anastasio Bustamante sobre las tropas sublevadas de los estados del centro, entre ellos Guanajuato-; la terrible epidemia de 1833; el forzado aterrizaje del globo de Benito León Acosta, el primer aeronauta mexicano, en 1843; el tránsito presuroso del presidente Benito Juárez en 1863; la visita de Maximiliano en 1864, cuando inauguró la costumbre de “dar el grito” en la madrugada del 16 de septiembre; el regreso triunfal de Juárez en 1867; la inauguración del magnífico puente del 5 de Mayo en 1884; el paso efímero de Porfirio Díaz por la estación de trenes de Dolores en 1888 y 1895; la inauguración del mercado “Manuel González” en 1889; el traslado de la campana de Dolores, el “Esquilón de San José” a Palacio Nacional en 1896, por órdenes del presidente Díaz –herida abierta en el alma dolorense-; la visita del primer jefe Carranza en 1915; la visita del presidente Cárdenas en 1940; la colocación de la réplica de la campana de Dolores en 1960; etcétera. Y por supuesto una galería de dolorenses ilustres, donde no podía faltar el otro prohombre de este terruño: José Alfredo Jiménez.


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