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sábado, 29 de octubre de 2011

UG: dignidad estudiantil en Guanajuato

UG: dignidad estudiantil en Guanajuato

Por: © Luis Miguel Rionda ©

Publicado en 15 Diario de Monterrey.

 En este mes de octubre los universitarios de Guanajuato presenciamos, atónitos, dos triunfos consecutivos logrados por dos diferentes comunidades estudiantiles de la universidad estatal. Digo que atónitos, porque durante muchos años nos acostumbramos a convivir con estudiantes más bien apáticos y “bien portados”.

La Universidad de Guanajuato puede calificarse como una entidad “tranquila”: sin movilizaciones ni huelgas que perjudiquen el ritmo flemático de su actividad académica. Sólo la huelga de junio de 1977 llegó a quebrantar la paz institucional, y en ese entonces fueron los profesores, con la indiferencia de nosotros sus estudiantes, quienes agitaron el gallinero. La consecuencia fue el despido de docenas de docentes, y un cambio institucional que con el tiempo permitió la autonomía de 1994.

 Los estudiantes de la UG se han movilizado en pocas ocasiones. A principios de la década pasada tomaron las escalinatas del edificio central para protestar por un intento de incrementar fuertemente los aranceles institucionales, sobre todo el pago por la inscripción. Lograron echar atrás ese intento, y desde entonces los incrementos se han ajustado a la inflación. El 3 de abril de 2003, más de mil estudiantes de algunas facultades se lanzaron a las calles de Guanajuato capital para protestar por la guerra de Irak y exigir por la paz mundial. Pude acompañarlos en esa ocasión y corear con alegría: “¡El que no brinque es Bush! ¡El que no brinque es Bush”. Todos brincábamos con frenesí.

Los dos triunfos a los que me referí al principio de este artículo se dieron en León y en Guanajuato. El primero fue resultado de una manifestación de estudiantes del Campus León de la UG ante el cabildo de esa ciudad, el jueves 13 pasado. El reportero de Milenio-León Pedro Domínguez apuntó que protestaron “por las donaciones que ha hecho el municipio a instituciones de educación privada y la intención de dar 100 mil pesos más para el Instituto Lux para la impresión de un libro”. Los estudiantes coreaban en el salón de cabildos: “¡Del erario público a la educación pública!” Uno de los líderes estudiantiles, Iván Vega, publicó una nota en Facebook donde explicó que “entre Marzo y Agosto se donó una cantidad que asciende a los $55’000,000 a universidades privadas. De esta manera, es preciso que señalemos que esta administración otorgó la cantidad de 15 millones de pesos a la Universidad Iberoamericana y otros 15 millones al Tecnológico de Monterrey. Por otra parte, se donó un terreno con valor de 25 millones de pesos a la Universidad De La Salle. Asimismo hay que destacar que estas donaciones se hicieron con el fin de incrementar la competitividad e inversión en el municipio de León.”

Los estudiantes le reprocharon al gobierno municipal y al Instituto de Cultura local el haber cancelado meses antes el Festival Internacional de Arte Contemporáneo “por falta de presupuesto”, y en cambio donar 100 mil pesos para un libro conmemorativo del aniversario de una escuela privada. El ayuntamiento de León reculó, y canceló la donación. Y estoy seguro de que al menos esta administración municipal no volverá a realizar donativos a instituciones que cobran –y caro- por sus servicios, cuando las universidades públicas padecen carencias en terrenos elementales.

 El segundo triunfo estudiantil se dio el miércoles 26 pasado: una columna de alumnos de la División de Ciencias Económico Administrativas de la UG recorrió a pie la ruta de transporte que los lleva desde su lejana sede en la punta del cerro del Establo en Marfil, hasta el centro de Guanajuato capital. Protestaban por la escasez y mala calidad del servicio concesionado de transporte público. Llegaron al ayuntamiento y lograron ser recibidos por el alcalde, quien de inmediato organizó una reunión de negociación con los trasportistas, las autoridades de la UG y los estudiantes, hasta lograr un acuerdo satisfactorio para todos. 

Me alegra mucho constatar cómo nuestros jóvenes se apropian de los espacios públicos para manifestarse cuando algo les molesta o inquieta. Dos grupos diferentes obligaron a sus autoridades municipales a atenderlos y a dialogar con ellos. Veo el germen de una nueva ciudadanía ilustrada guanajuatense, que es capaz de debatir y hacerse escuchar en la defensa de sus derechos. Sólo me lastima constatar también que la institución no hizo, no ha hecho, mención o comentario alguno sobre estos sucesos inéditos, que nos deberían llenar de orgullo como comunidad universitaria.

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