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jueves, 1 de abril de 2010

Proyecto Adela

Proyecto Adela

Publicado en Milenio de León.

A mediados de 1987 recibí una llamada de Carlos García Mora, del INAH, para invitarme a participar en un magno proyecto editorial que se denominaría “La Antropología en México”. Se trataba de historiar el desarrollo de esa disciplina en el país y sus regiones. A mí me tocaría elaborar un capítulo que finalmente denominé “Estudios Antropológicos y etnohistóricos en Guanajuato”, que se integraría a uno de los cuatro volúmenes que se previeron originalmente, pero que terminaron en 15, que vieron la luz en 1989. Mi texto entró en el volumen 13. Fue y sigue siendo el trabajo editorial más amplio sobre alguna disciplina social en México, al menos que yo conozca.
Esto viene a cuento porque el pasado día 24 los profesores y alumnos de la licenciatura en Antropología Social de la Universidad de Guanajuato recibimos la visita del doctor José Luis Ramos Ramírez, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Acudió por invitación de nuestra directora, la también antropóloga Maricruz Romero Ugalde. El visitante nos dio una charla que buscó hacernos partícipes del proyecto nacional “La Antropología de la Antropología” (ADELA), que está promoviendo la Red MIFA -Red Mexicana de Instituciones Formadoras de Antropólogos para conocer mejor las circunstancias en las que se ha desarrollado nuestra disciplina en el país. Hay muchos paralelismos con el primer esfuerzo realizado en los ochentas, pero ahora se pretende ir más allá, diagnosticando los problemas y limitaciones en el desempeño antropológico, para buscar soluciones en conjunto.
Me alegró saber que el proyecto nacional es coordinado por los doctores Esteban Krotz, de la Universidad Autónoma de Yucatán, y Ana Paula de Teresa de la UAM-Iztapalapa. Ambos fueron mis maestros en esta última universidad, y los juzgo sobradamente capaces para llevar a buen puerto el objetivo compartido.
La tradición antropológica en México es muy rica, gracias a la complejidad cultural y étnica de nuestro país. Los antropólogos en todas sus especialidades –etnólogos, arqueólogos, antropólogos físicos, paleontólogos, etnomusicólogos, etnohistoriadores, etcétera- han contribuido enormemente a definir nuestra mexicanidad, con sus alcances y límites. Hemos sido parte de la conciencia que ha ayudado a comprender mejor la complejidad de lo diverso, la riqueza de las diferencias, lo necesario de acercarse al otro con respeto y curiosidad para aceptarnos a nosotros mismos. La antropología mexicana está comprometida con la tolerancia y con el conocimiento de lo multiétnico de nuestra nacionalidad. La cultura como variedad de opciones.
El proyecto ADELA explorará las modalidades y experiencias en la formación de antropólogos, para ayudar en la definición de mejores estrategias para el futuro de nuestra profesión. Nunca como hoy, cuando nuestro país atraviesa por un momento tan difícil y complejo por la violencia social, las crisis culturales y de identidades comunitarias, la antropología y sus variedades resultan tan pertinentes para ayudar a encontrar mejores vías de solución de los conflictos. Con el sociólogo, el psicólogo, el trabajador social y el comunicólogo, el antropólogo puede contribuir mucho a comprender nuestra realidad social y cultural, por atormentada y oscura que nos parezca en la superficie.
Nuestros estudiantes se comprometieron con entusiasmo a participar en el estudio. Los resultados se darán a conocer en el primer Congreso Nacional de Antropología Social y Etnología que tendrá lugar del 22 al 24 de septiembre en el edificio de rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la ciudad de México. Ya habrá oportunidad de compartirlos con los pacientes lectores de Milenio.
La licenciatura en Antropología Social en el Campus León de la Universidad de Guanajuato es cursada actualmente por 74 alumnos. Dos generaciones han egresado, con quince integrantes. Es una licenciatura joven, que abrió su oferta en julio de 2004, pero también es una carrera muy prometedora en una entidad que ha sido poco estudiada en su dinámica cultural y comunitaria. Los antropólogos pueden participar solventemente en el sector público o en el privado, apoyados en su metodología cualitativa y el trabajo de campo extensivo, que buscan la profundidad que requiere la comprensión de los procesos sociales complejos, más que la superficialidad de los métodos cuantitativos. El mercado de trabajo apreciará estas cualidades, nada menores en un mundo que demanda someter a análisis la diversidad social.




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