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martes, 27 de abril de 2010

Santo reencuentro

Santo reencuentro


Por: Luis Miguel Rionda ©


Publicado en de Guanajuato.
Publicado en 15Diario.


Durante años el Museo de las Momias de Guanajuato no fue más que un depósito de cadáveres secos que atraía a visitantes morbosos. Pero desde que el gobierno municipal se hizo cargo en 1997, ha habido más iniciativas para hacer de este espacio un punto de encuentro más atractivo e imaginativo. Se dignificó el espacio y se aplicó una auténtica museografía. Además se han explorado alternativas como las “momias viajeras”, mediante contratos con promotoras privadas que han llevado a las momias a puntos de los Estados Unidos, Japón, la ciudad de México y otros destinos. Es una fuente de recursos para el erario municipal con potencialidades que apenas se exploran.


El sábado pasado, en la segunda emisión del programa televisivo “Aquí se escribe la historia”, que tengo el gusto de conducir junto con Enrique Hagen bajo la producción de Miguel Angel Hernández (MB Televisión canal 45 de TVcable en Guanajuato capital), entrevistamos a Juan Manuel Guerrero, director general del museo. Nos compartió una invitación que me sorprendió gratamente: este 30 de abril, día del niño, el museo recibirá la visita del joven luchador Axxel, el nieto de El Santo.


El evento se denominará “Santo reencuentro”. ¿Por qué reencuentro? Porque hace 40 años su abuelo, Santo el enmascarado de plata, rodó junto con Blue Demon y Mil Máscaras una película que con el tiempo se volvió icónica para sus admiradores: “Las Momias de Guanajuato” (dirección de Federico Curiel, con Elsa Cárdenas y Julián Gallardo).


Esto me movió una fibra infantil: en 1970 yo tenía 10 años de edad, y junto con mis hermanos Martha y Jorge, de nueve y siete años, acudimos al panteón de Santa Paula armados con nuestros cuadernos Carabela para intentar obtener un autógrafo de nuestro héroe de las matinées, El Santo. Sólo pudimos acercarnos a la entrada, pues se estaba rodando una secuencia donde El Santo salía corriendo del panteón y de un brinco se encajaba en su auto deportivo y acelerando salía despavorido. La toma se repitió varias veces y en cada ocasión que El Santo aparecía el montón de chiquillos detrás de la valla coreábamos nuestro grito de guerra: “Saaanto, Saaanto, Saaanto…”. Nunca nos callaron, porque el sonido de las películas se procesa después.


No nos permitieron acercarnos a nuestro ídolo. No logramos el soñado autógrafo, pero fue muy emocionante ver en persona al superhéroe de mi generación. Hoy que reveo la película gracias al Youtube, me doy cuenta de que es de mala factura y el guión es paupérrimo. Pero era propio para una estética elemental como la que nos caracterizaba a los chiquillos de entonces. Acudiré al encuentro con Axxel para sacarme una espina de 40 años, y que el nieto me otorgue un autógrafo que nunca pude obtener del abuelo.










Felicito al Museo de las Momias por su iniciativa, que no debería pasar desapercibida. Axxel está en pleito con su tío El hijo del Santo por el derecho a usar el nombre de su abuelo, que creo merecido pues es el nieto mayor. Pero el tío reserva el nombre para su propio hijo, de 12 años (!). Un lío absurdo.

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